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Aciertos y desaciertos: Fulgencio Batista (1952-1958)

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Aciertos y desaciertos: Fulgencio Batista (1952-1958)

Febrero 14, 2021 - 02:18
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"Incluso con una economía en crecimiento, sin la correspondiente formación cívica es imposible lograr la nación con todos y para el bien de todos."

Fulgencio Batista y Zaldívar (Banes, Cuba, 1901-Málaga, España, 1973). Militar y político. Líder de la sublevación de los sargentos de septiembre de 1933. Jefe del Ejército. Primer presidente electo después de la Constitución de 1940. Fundador del Partido Acción Unitaria (PAU). Candidato a la presidencia en 1952, año en que retomó el poder mediante el golpe del 10 de marzo de 1952.

El contexto

Durante el Gobierno de Carlos Prío (1948-1952), a pesar de la bonanza económica generada por zafras de unos seis millones de toneladas de azúcar, se produjo un declive político, que se manifestó en : 1- La ruptura de Eduardo Chibás con el autenticismo y la fundación del Partido del Pueblo Cubano Ortodoxo (PPCO). 2- El debilitamiento del Gobierno debido a los ataques radiales de Chibás contra la corrupción político-administrativa. 3- La preparación en 1949 de un golpe militar contra Carlos Prío, encabezado por el capitán Jorge García Tuñón, con participación de varios profesores universitarios. 4- El suicidio de Chibás al no poder demostrar las pruebas de la acusación lanzada contra Aureliano Sánchez Arango. 5- El fracaso de Batista en la conformación de una coalición electoral, lo que le imposibilitaba ganar las elecciones. 6- La propuesta de García Tuñón a Batista para participar en el golpe militar que se venía preparando. 7- La concepción de Batista acerca del papel del Ejército Constitucional en los momentos de crisis: "Cuando el poder civil es débil para contener una situación —había dicho—, la autoridad militar tiene que intervenir. Y 8- El descontento de los militares subalternos por el aumento de sueldos a congresistas y altos funcionarios, sin tener en cuenta a los militares.

Esos ocho hechos, demostrativos de la crisis política antes del Golpe del 10 de marzo, explican la reacción de los cuerpos armados. Roberto Fernández de Miranda, uno de los autores del Golpe, explica que Batista decidió actuar tres semanas antes. El plan consistía en tomar solo Columbia y que las demás unidades se declarasen por sí mismas, con excepción de La Cabaña, que fue una acción subordinada. El capitán Dámaso Sogo —oficial de guardia ese día— tenía que estar en la posta 4 para ordenar al centinela "deja pasar esos automóviles". Aunque Sogo no llegó a tiempo, el capitán Tuñón, que venía en la caravana de autos, salvó la situación. Se dirigieron a la Jefatura del Regimiento y desde allí Batista, dueño de la situación, comenzó a comunicarse e impartir órdenes. Los demás regimientos y cuerpos armados no ofrecieron resistencia.

La Junta Militar Revolucionaria tenía planeado que la Presidencia, de acuerdo a la Constitución, la ocupara el vicepresidente de la República, el magistrado más antiguo del Tribunal Supremo o el magistrado sustituto. Al ninguno aceptar, la Junta designó a Batista como primer ministro y convocó elecciones para junio. El 4 de Abril Batista sustituyó la Constitución por unos Estatutos Constitucionales, creó un Consejo Consultivo y un Consejo de Ministros en los que concentró los poderes Ejecutivo y Legislativo, y anunció elecciones para 1953, las cuales fueron pospuestas por el asalto al cuartel Moncada, y convocadas nuevamente para 1954.

En esas elecciones Grau San Martín se abstuvo, mientras el Partido Acción Progresista se impuso, en alianza con los liberales, radicales y demócratas. A pesar de ello, 18 senadores y 16 representantes auténticos resultaron electos. En febrero de 1955, al tomar posesión de la magistratura, Batista restableció la Constitución de 1940 y otorgó amnistía a los asaltantes del cuartel Moncada, quienes fundaron el Movimiento 26 de Julio. Para el historiador británico Hugh Thomas, ese fue el mayor error de apreciación sufrido por Batista.

Su obra de gobernación

Con un Gabinete integrado por figuras competentes, liquidó el pandillerismo y comenzó a aplicar las recomendaciones del Informe Truslow de 1951.

Creó el Banco de Comercio Exterior. En la agricultura creó instalaciones de almacenamiento y refrigeración, aumentó la mecanización, la fertilización, la irrigación, la investigación científica y brindó ayuda técnica y económica a los pequeños campesinos. Alcanzó la mayor cosecha de azúcar de la historia (7,2 millones de toneladas). Con la producción de alimentos garantizaba el 75% del consumo interno: seis millones de cabezas de ganado, un automóvil por cada 40 habitantes, un teléfono por cada 38, un radio por cada seis y un televisor por cada 25.

Entre 1954 y 1958 se construyeron cerca de 5.000 edificios por año, entre ellos los hoteles FOCSA, Habana Hilton, Capri y Riviera. Los ahorros y depósitos de los bancos aumentaron. Edificó y terminó varios edificios públicos en la Plaza Cívica, incluyendo el monumento a José Martí. Fueron construidos los túneles de la Bahía de La Habana y de la Quinta Avenida, así como la vía Monumental para conectar el Este y el Oeste de la ciudad. Reconstruyó y pavimentó las principales avenidas y calzadas en La Habana y otras ciudades.

Construyó refinerías de petróleo y fábricas de neumáticos; conductores eléctricos de cobre; tuberías centrifugadas de hierro; papel y cartón de bagazo. Con la participación de la inversión extranjera levantó plantas para producir botellas y otros envases de cristal, de papel y de aluminio. Se construyeron los aeropuertos de Varadero y Rancho Boyeros, los baños minerales de San Diego, la Ciudad Deportiva, los centros de turismo de Varadero y Barlovento, y desarrolló programas sociales de ayuda a ciegos y sordos.

Tres datos ilustran el nivel alcanzado en la educación en 1958: se dedicó el 23% del PIB (primer lugar en América Latina); redujo el analfabetismo al 23% (segundo lugar en Iberoamérica); y con unos 90.000 alumnos en la enseñanza privada aliviaba los gastos del Estado y garantizaba a los padres la educación deseada para sus hijos.

Esos y otros muchos resultados hicieron de su gobierno el más próspero en la historia de Cuba, a pesar de que la guerra había empezado a impactar en la economía.

Las riquezas y los muertos de Batista

De sus riquezas mucho se ha hablado y poco se ha demostrado. Cierto es que durante su gobierno, para fomentar el turismo, se anunció la concesión de licencias de juego a quienes invirtieran un millón de dólares en un hotel y 200.000 en una nueva discoteca; pero ese plan, llamado "Proyecto del Malecón", no se llegó a ejecutar. Figuras de la mafia estadounidense, como Santos Traficante y Meyer Lansky, se ocuparon de asesorar los casinos en hoteles que eran propiedad de cubanos. Cierto es también que, antes de ocupar altos cargos, Batista era un emprendedor, que en paralelo a sus estudios de taquigrafía llevaba libros comerciales, administraba bienes, revendía frutos del campo y trabajaba como maestro, lo que le permitió contar con una economía propia y realizar inversiones, que luego continuaron creciendo.

En cuanto al número de muertos, resultado de la violencia desatada, en 1957 se habló de 3.000, en 1958 de 6.000, y en 1959 de 20.000; pero el único listado, publicado en la revista Bohemia del 11 de enero de 1959, arroja en total 898. Un trabajo de Archivo Cuba, organización promotora de los derechos humanos con sede en Washington, aumenta la cifra a 1.816. Ambas cifras muy alejadas de los 20.000 muertos. Posiblemente nunca se sepa la cifra exacta, pero los 20.000 carecen de pruebas.

Su caída

La ruptura del orden constitucional tuvo dos respuestas diferenciadas por el método: la negociación y la violencia revolucionaria.

La negociación comenzó en marzo de 1952 con Cosme de la Torriente, quien manifestó: "Siempre he sido contrario a que las fuerzas armadas intervengan en las luchas políticas y por eso mismo también a los golpes o pronunciamientos militares". En noviembre, al ser electo presidente de la Sociedad de Amigos de la República (SAR), exhortó al gobierno y a la oposición a colaborar en una solución pacífica y democrática, mediante el restablecimiento de la Constitución de 1940, la celebración de elecciones y la formación de un gobierno que diera garantías a las partes.

En 1955, cuando Batista restituyó la Constitución y amnistió a los presos políticos se creó el Frente de Oposición Unido y la SAR estableció las premisas para la negociación. En octubre se le solicitó una entrevista a Batista, a la que respondió que Cosme de la Torriente carecía del respaldo de todos los grupos políticos. Entonces la SAR convocó a un acto público en el Muelle de Luz, donde se pusieron de manifiesto las contradicciones entre las tendencias cívica y revolucionaria.

Entre diciembre de 1955 y enero de 1956 Batista y Cosme de la Torriente se reunieron. Seguidamente comenzó el diálogo, pero después de cuatro sesiones no hubo resultados. En marzo de 1956 Batista rechazó la exigencia de celebrar elecciones antes de 1958. El fracaso cívico despejó el camino para la violencia. Antes de su muerte, el 8 de diciembre de 1956, Cosme de la Torriente plasmó en su testamento una idea definitoria: "El pueblo es soberano. Sin fuerzas morales no puede triunfar el ideal. Unirse y reunirse es lo que deben hacer Gobierno y Oposición. Olvidar sus cosas particulares y pensar en Cuba".

La violencia también debutó en 1952 con el fallido intento del Movimiento Nacional Revolucionario de tomar el regimiento de Columbia. Continuó en 1953 con el asalto al cuartel Moncada; en 1956 con la llamada Conspiración de los Puros, el asalto al cuartel Goicuría en Matanzas, el alzamiento del 30 de noviembre en Santiago de Cuba y el desembarco del Granma el 2 de diciembre. En 1957, el asalto el Palacio Presidencial y el ataque a la Estación Naval de Cienfuegos.

El rechazo a las negociaciones fue determinante. En la Carta de México de 1956, suscrita por Fidel Castro y José Antonio Echeverría, se decía: "Es hora de que los partidos políticos y la SAR cesen ya en el inútil esfuerzo de implorar soluciones amigables". Igualmente, en febrero de 1958, el Episcopado cubano propuso una Comisión de Conciliación que fue rechazada por el M-26-7.

A manera de conclusión

El Gobierno de Fulgencio Batista liquidó el incontrolable pandillerismo, aplicó las recomendaciones de la Comisión Truslow, aumentó la producción, impulsó la diversificación, implementó un vasto plan constructivo y mejoró la salud y la educación.

Después del golpe militar, a pesar del restablecimiento de la Constitución de 1940 y de la celebración de elecciones, la falta de apoyo a la solución cívica desembocó en la toma del poder por los revolucionarios, lo que condujo a la actual crisis.

La enseñanza de los hechos narrados consiste en que, incluso con una economía en crecimiento, sin la correspondiente formación cívica —tanto en los gobernados como en gobernantes— es imposible lograr la nación "con todos y para el bien de todos" por la que tantos sufrimientos y sangre se ha derramado. De ahí el valor de los aciertos y desaciertos de Fulgencio Batista, quien, a pesar de ser el mandatario más demonizado por la prensa y la historiografía oficial, tarde o temprano ocupará el lugar que le corresponde en la historia de Cuba.

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