Cuba de exportadora a importadora de café
En el artículo “La necesaria recuperación del café en la provincia mayor productora de Cuba”, publicado en Granma el pasado 6 de octubre, su autor plantea: urge que la Isla se sacuda de una vez la dependencia de la importación de un grano que tiene aquí -porque lo tuvo antes- condiciones para obtenerlo en cantidades y calidades…
Acerca de la causa del por qué, si existen condiciones para producirse aquí, no se hace, omitida en el artículo de Granma, lo abordo en las siguientes líneas.
El cultivo del café -arbusto del género coffea, perteneciente a la familia de las rubiáceas– tiene su origen en Arabia, península ubicada en la confluencia de África y Asia, cerca del Mar Rojo, aunque algunas fuentes sitúan su origen en Abisinia, hoy Etiopía.
A través del comercio, en la primera mitad del siglo XVIII, el café llegó al Caribe y en la segunda mitad de ese siglo se propagó por todas sus islas. A Cuba, lo trajo de Santo Domingo, en 1748, José Antonio Gelabert, quien comenzó a cultivarlo en el Wajay, en las afueras de La Habana. Otros aseguran que llegó de Puerto Rico en 1769.
Inicialmente el café fue cultivado por hacendados interesados en diversificar sus producciones. Fue a partir de 1791, que gracias a los miles de colonos franceses que arribaron a Cuba huyendo de la Revolución de Haití -que era la primera potencia mundial productora del grano-, los cafetales se expandieron por varias regiones, particularmente por las montañas de las actuales provincias de Santiago de Cuba, Guantánamo y por Pinar del Río.
Para 1830 Cuba ya era la primera exportadora mundial de café. Sin embargo, junto al aumento de la producción, creció la costumbre de beberlo al amanecer, después de las comidas, en encuentros familiares y de amigos, lo que disminuyó la exportación hasta el punto de tener que importar para satisfacer la demanda interna. El café devino hábito y cultura que identifican al cubano, reflejados en las producciones artísticas, especialmente en las musicales, como el estribillo que dice:”Ay mamá Inés, ay mamá Inés, todos los negros tomamos café”, inmortalizado por la peculiar interpretación de esa gloria de la música cubana, Ignacio Villa Fernández, conocido popularmente por “Bola de Nieve”.
A partir de 1925 la combinación la subida de su precio en el mercado internacional, la política proteccionista que inició el gobierno de Gerardo Machado, la influencia de la inmigración española que colonizó territorios sin explotar, el esfuerzo de los cafetaleros cubanos, y las libertades institucionalizadas, hicieron que en 1930 se cubriera la demanda interna y se comenzara a exportar. Para 1940 Cuba se volvió a convertir en la principal exportadora de café en el mundo.
Los factores antes mencionados determinaron que en 1951 la producción nacional sobrepasara las 30 mil toneladas; una cifra que hoy es la aspiración del gobierno cubano para el año 2030.
La producción continuó su ascenso hasta la cosecha 1960-1961, cuando se produjeron 60 mil toneladas. Sin embargo, 50 años después, la cosecha 2010-2011 fue sólo de 6 mil toneladas (diez veces menos), lo que obligó a importar otras 18 mil para cubrir las necesidades internas.
En el año 2010, el 18 de diciembre, el entonces presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Raúl Castro expresó: “en el próximo año no podemos darnos el lujo de gastar casi cincuenta millones de dólares en importaciones de café para mantener la cuota que hasta el presente se distribuye a los consumidores, incluyendo a los niños recién nacidos. Se prevé, por ser una necesidad ineludible, como hacíamos hasta el año 2005, mezclarlo con chícharo, mucho más barato que el café, que nos cuesta casi tres mil dólares la tonelada, mientras que aquel (el chícharo) tiene un precio de 390 dólares”[1].
En la siguiente zafra, 2011-2012, la producción aumentó 1 100 toneladas respecto al año anterior, es decir se llegó a 7 100 toneladas. Para lograrlo se extendió el tiempo de la cosecha por encima de lo habitual, con el consiguiente perjuicio para la zafra siguiente. Mientras el presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, Orlando Lugo Fontes, acudió al recurso del llamamiento ideológico. El resultado fue una nueva caída de la producción cafetalera. De todas formas, si hubieran logrado crecer sostenidamente a ese ritmo de 1 100 por año, para igualar las 30 mil toneladas producidas en 1951 se hubieran requerido 29 años.
La cosecha 2013-2014 descendió nuevamente. La de 2015-16, planificada para 15 mil toneladas, tampoco se alcanzó. Para recuperar lo perdido se programaron 24 mil toneladas para el 2020. En 2019 se produjo algo más de 9 mil toneladas, lo que obliga seguir erogando las divisas a la que se refería el general Raúl Castro para completar el consumo nacional.
El resultado de la incapacidad productiva y la escasez de divisas para continuar importándolo, el café, en la otrora exportadora mundial, forma parte del desabastecimiento generalizado. En contraste a lo ocurrido en Cuba, a Vietnam, después de sufrir la devastación de la guerra con Estados Unidos, Cuba le envió técnicos cafetaleros para enseñarlos a producir el grano. Hoy al país alumno le compramos miles de toneladas de café. El secreto: Vietnam introdujo la economía de mercado, Cuba insiste en la economía estatizada y planificada centralmente.
La última reunión del Consejo de Ministro, celebrada en septiembre de 2020, aprobó nuevas medidas dirigida a fortalecer la empresa estatal socialista; mientras la reforma de la propiedad, el establecimiento de micro, pequeñas y medianas empresas con personalidad jurídica, y la liberación del monopolio del comercio, no acaban de encontrar su espacio en la agenda gubernamental.
Una clara manifestación del control monopólico del Estado cubano fue, durante la administración del presidente Barack Obama, la respuesta negativa del Buró Nacional de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños –sin consultar a los productores– a la solicitud que realizara el Departamento de Estado, de permitir a los productores importar directamente café a ese país.
En esos hechos y conductas radica la causa del por qué, si existen condiciones para producirse café aquí, no se produce. La mayor parte del poco café producido en Cuba se exporta, mientras se importa de Vietnam alrededor de 18.000 toneladas al año, de menor calidad.