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Martín Morúa Delgado, promotor de la igualdad entre negros y blancos

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Martín Morúa Delgado, promotor de la igualdad entre negros y blancos

Mayo 19, 2020 - 11:51

Martín Morúa Delgado (1856-1910), de forma autodidacta, de oficio tonelero, devino político, periodista y novelista. En 1881 fue detenido y deportado a Cayo Hueso, donde simultaneó su labor de periodismo con el de lector de tabaquería. Con Flor Crombet[1] se trasladó en 1882 del Cayo a Nueva York, donde fue vocal de la Junta Revolucionaria. Entre 1884 y 1886 participó en los preparativos insurreccionales que dirigía el general Máximo Gómez. En 1890 regresó a Cuba y al año siguiente publicó la novela Sofía, la cual según el crítico Salvador Bueno, “constituye el testimonio de un mulato sobre la terrible discriminación racial[2]. Se incorporó al Partido Autonomista y cuando José Martí organizó el Partido Revolucionario Cubano, partió hacia el extranjero y regresó en 1898 en una expedición. En la república fue miembro del Partido Liberal, Socio Numerario de la Real Sociedad Económica Amigos del País, Senador y primer cubano negro que ocupó una Secretaría: la de Agricultura, Comercio y Trabajo.

Aunque Morúa participó y se destacó en múltiples actividades, las siguientes líneas se limitan a su labor como promotor de la igualdad racial y a su conducta respecto a la existencia de asociaciones de una sola raza.

Una década antes de ser abolida la esclavitud en Cuba, consciente del papel de la libertad y la ilustración en la eliminación de las diferencias entre negros y blancos, Morúa estableció una relación que orientó su accionar público: Sin libertad no hay vida; mas sin ilustración no hay libertad.[3]

En septiembre de 1878 cuando era evidente que la esclavitud tenía sus días contados, en el periódico El Ciudadano, escribió: “La libertad es la base y el progreso de los pueblos. De nada nos ha de valer la libertad del cuerpo si esclavo el espíritu se encuentra dominado por la ignorancia. De nada la de la palabra, si no sabemos decir más que la depravación y el vicio; de nada la de la imprenta, si no respetamos a la prensa. ¿Qué es la libertad de los pueblos cuyos ciudadanos se empeñan en permanecer esclavos?”[4].

En enero de 1879, en el primer número del periódico El Pueblo, al que bautizó como “Órgano oficial de la raza de color”, escribió: “Hemos venido al estadio de la prensa con el propósito de contribuir a la unión y perfeccionamiento moral e intelectual de la raza de color”[5]; la cual decía, no será libre porque el gobierno le diga: eres libre. Sabed ser libres y no mendiguéis miserablemente una libertad que os engrandecerá por nuestros mismos comportamientos. La igualdad no se da, se adquiere por medio de la honradez y la instrucción.[6]

Para oponerse a la existencia de asociaciones exclusivas de negros decía: Creo sincera y firmemente que todo lo que sea agruparse en Cuba individuos de una clase cualquiera entre sí para mejorar su condición constituye una parcialidad que ha de resultar altamente perjudicial al país en general; porque agruparse por fracciones no sería más que acentuar la barrera divisoria que nos degrada a todos y perpetuar la línea de razón que mata el progreso de la sociedad cubana. [7]

La Constitución de 1901 al establecer como forma de gobierno la republicana, declaró la igualdad de todos los cubanos ante la Ley, con lo cual otorgó la condición de cubanos a los africanos que habían sido esclavos; una medida necesaria pero insuficiente para la incorporación del negro en condiciones de igualdad.

Ante la huelga general de noviembre de 1902, declarada por el trato preferencial que recibían los inmigrantes blancos, Morúa Delgado, conjuntamente con otros dos congresistas, presentó un proyecto de ley amparado en los artículos 11 y 37 de la Constitución, que exigía el empleo de los cubanos sin discriminación racial. Este proyecto fue enviado al Comité de Industria y Comercio, donde quedó engavetado[8].

Frustrados por el resultado de siglos de luchas e incumplidas las promesas hechas por el Partido Liberal durante la campaña electoral de 1905, un grupo de cubanos negros, veteranos de las luchas independentistas crearon en 1907 la Agrupación Independiente de Color, la cual fue renombrada en 1908 como Partido Independiente de Color (PIC).

En el primer número de Previsión, órgano oficial del PIC, Evaristo Estenoz, su principal líder escribió: “Nada puede esperar la raza de color cubana de los procedimientos usados hasta aquí por los partidos políticos porque nada han hecho que pueda ser para nosotros apreciable…”.[9]

En ese contexto Morúa, siendo Presidente del Senado presentó en febrero de 1910 una enmienda a la Ley Electoral, la cual rezaba: “No se considerará, en ningún caso, como partido político o grupo independiente, ninguna agrupación constituida exclusivamente por individuos de una sola raza o color, ni por individuos de una clase con motivo de nacimiento, la riqueza o el título profesional.[10]

Si bien la creación del PIC constituía una amenaza para los liberales, quienes necesitaban del voto de los negros, la posición asumida por Morúa no puede deducirse simplemente de su pertenecía al Partido Liberal. Como vimos, tres décadas antes ya él había considerado la organización de asociaciones raciales exclusivas como nefastas para alcanzar la fraternidad entre negros y blancos.

En la defensa de su moción expresó: “He tenido el cuidado de salvar el derecho indiscutible que tienen los cubanos de organizar un partido obrero. No se trata de la clase trabajadora entre los cuales se hallan comprendidos los hombres de ambas razas y el fin que persiguen es verdaderamente democrático y moralizador…”.[11]

En otra parte del debate dijo: “Conforme yo me opongo a que haya una agrupación en que se reúnan individuos, deliberadamente, de una raza para presentar un partido o un grupo a la discusión de los asuntos nacionales, me opongo también igualmente a que haya grupos de otra raza que hagan lo mismo; porque precisamente lo que yo quiero evitar con esto es que los cubanos se acostumbren a considerarse separados los unos de los otros”.[12]

Aunque el Gobierno Provisional durante la segunda intervención militar (1906-1909), encabezado por Charles E. Magoon nunca les negó el derecho a constituirse como partido independiente, en 1910 la Enmienda se aprobó 12 votos contra 3. En noviembre de 1911 el general Fernando Freire de Andrade presentó una proposición derogatoria de la Enmienda Morúa, pero los negros miembros del Congreso se opusieron.

Es significativo que la Constitución de 1940, mucho más avanzada que la de 1901, recogiera en el artículo 102 la esencia de la Enmienda Morúa: “Es libre la organización de partidos y asociaciones políticas. No podrán, sin embargo, formarse agrupaciones políticas de raza, sexo o clase”. Su poco efecto se debió a las leyes complementarias que penalizaban las acciones racistas y discriminatorias, las cuales quedaron pendientes.

La Habana, 13 de mayo de 2020

[1] General Flor Crombet (1851-1895), se incorporó a la lucha armada en noviembre de 1968. Murió en combate el 10 de abril de 1895.

[2] Fermoselle, Rafael. “Política y color en Cuba. La guerrita de 1912”. Uruguay, Editorial Colibrí, 1974, p.61, pp.86-87

[3] Horrego, Estuch, Leopoldo. Martín Morúa Delgado. La Habana, Editorial Sánchez, S.A., 1957, p. 219

[4] R. PÉREZ DELGADO. Vida pública de Martín Morúa Delgado, p.35

[5] Ibídem, p.37

[6] Horrego, Estuch, Leopoldo. “Martín Morúa Delgado”, p. 224

[7] Ibídem, pp. 227-228

[8] Fermoselle, Rafael. “Política y color en Cuba. La guerrita de 1912”, p.47

[9] T. FERNÁNDEZ ROBAINA. El negro en Cuba 1902-1958, p.61

[10] Leopoldo Horrego Estuch. “Martín Morúa Delgado, vida y mensaje”, p.96

[11] R. PÉREZ LANDA. Vida pública de Morúa Delgado, p.210

[12] Fermoselle, Rafael. “Política y color en Cuba. La guerrita de 1912”, p.96