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Francisco de Frías, figura relevante en la agricultura cubana

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Francisco de Frías, figura relevante en la agricultura cubana

Noviembre 01, 2019 - 09:10

La idea de un país de muchos pequeños propietarios  enarbolada por el Obispo Espada, desarrollada por Francisco de Frías y asumida en el ideario martiano  pudo materializarse con la reforma agraria de 1959, pero el latifundismo estatal lo impidió. Las consecuencias son evidentes

Francisco de Frías, Conde de Pozos Dulces

Francisco de Frías Jacot, Conde de Pozos Dulces[1] (1809-1887), agrónomo, reformador agrario y periodista. Procedente de una familia de hacendados cafetaleros, se relacionó desde niño con las labores del campo. Influido por su hermano José de Frías -autor del Ensayo sobre la cría de ganados en la Isla de Cuba (1844)- se consagró a las actividades agropecuarias. Después de cursar los primeros grados escolares en Estados Unidos, estudió en Francia Fisicoquímica, Geología, Química aplicada a la industria y Zoología para la agricultura y la industria.

A diferencia de Álvaro Reynoso, quien se ocupó de la investigación integral de la producción azucarera, Francisco de Frías realizó un estudio de la producción agropecuaria relacionada con la mano de obra y arribó a la necesidad de sustituir el monocultivo de la caña de azúcar en grandes latifundios -que dificultaba la introducción de los adelantos tecno-científicos- y en su lugar diversificar los cultivos, basado en pequeñas propiedades y el trabajo de la familia campesina. Para ese fin elaboró el Programa de Desarrollo Agropecuario, dirigido a establecer las bases de una identidad nacional agro-tecnológica y agro-científica.

En De qué modo pueden consolidarse la riqueza y la prosperidad de la agricultura cubana (1857), planteó: “Constituyamos la pequeña propiedad agrícola, demostremos con el ejemplo que la caña, el maíz, el tabaco, el plátano, la yuca pueden cultivarse en escala menor con gran utilidad para los que concentren en pequeño espacio los trabajos que hoy se prodigan en aniquilar las riquezas del país“. Y enfatizó que: “Cuba debiera ser por excelencia la patria de la pequeña propiedad y de los cultivos en escala menor”[2].

Así como José Antonio Saco excluía a los negros de su concepto de nación, el Conde de Pozos Dulces, los excluía de su Programa de Desarrollo Agropecuario; una conducta que, para ser juzgada, requiere ubicarla en su momento histórico. Sus méritos están en lo que hizo, no en lo que dejó de hacer.

Entre otros de sus trabajos publicados están: Memoria sobre la industria pecuaria en la Isla de Cuba (1848), reproducida en el Diario de la Marina, en los Anales de la Junta de Fomento y en la Sociedad Económica Amigos del País; La cuestión del trabajo agrícola y de la población de la Isla de Cuba, teórica y prácticamente examinada (1860); y Si descansa sobre bases científicas la opinión de que la destrucción del reino animal lleva consigo la del vegetal y viceversa (1868).

Preocupado por la formación de personal capacitado para dirigir la agricultura, propuso enviar cubanos a las escuelas de agronomía de Europa y crear el Instituto Agrónomo Cubano. Fue uno de los impulsores del Instituto de Investigaciones Químicas de La Habana que fundó José Luis Casaseca en 1848; Miembro de la Real Sociedad Económica de Amigos del País y presidente de su Sección de Agricultura y Comercio (1867-1868); Miembro de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana (1861), donde expuso la teoría de la evolución de Charles Darwin y realizó una disertación sobre la luz, considerada como elemento del clima.

Impartió clases de agricultura en la Real Sociedad Económica de Amigos del País, pero su principal función fue la divulgación científica a través de la prensa. Desde Francia publicó artículos en El Porvenir del Carmelo, en el cual divulgó sus observaciones sobre la cría caballar, así como en otros órganos de prensa hispano-americanos: El Deber, de Valparaíso, (1871); La Patria, de Lima (1873); La República, de Santiago de Chile; El Diario, de Cundinamarca; El Registro Oficial, de Bogotá; El Educador Popular, de Nueva York, y La Legalidad, de la Habana.

Acusado de participar en la conspiración anexionista de Vuelta Abajo (1852) fue encarcelado y condenado al destierro. La pena le fue sustituida por la de confinamiento, hasta que un "decreto de amnistía" le permitió vivir en otros lugares. Entonces, marchó a Nueva York, donde ocupó la Vicepresidencia de la Junta Revolucionaria Cubana que luchaba por la anexión de Cuba a Estados Unidos.

Desde la dirección del periódico El Siglo, Francisco de Frías, impulsó la creación del Partido Reformista, cuya dirección ocupó de 1863 a 1868. Elegido Comisionado a la Junta de Información en 1866, abogó por las reformas. Con la clausura de la Junta por las autoridades españolas, en febrero de 1867, el reformismo sufrió un fuerte golpe: un decreto aumentó el 10% a las contribuciones de los hacendados cubanos, uno de los antecedentes de la guerra independentista iniciada en 1868. Suprimido el órgano reformista, a fines de 1869 se vio obligado a entrar a París, donde se dedicó a su labor periodística y donde permaneció hasta su muerte el 24 de octubre de 1887.

Resultado del derrumbe de las murallas y la necesidad de la burguesía de dotarse de un nuevo barrio residencial, en la segunda mitad del siglo XIX, Francisco de Frías impulsó el proyecto de urbanización de El Vedado, uno de los primeros barrios con estructura previamente planificada. Él y sus hermanos, con la parcelación de la finca que tenían en ese lugar, urbanizaron 33 manzanas desde el río Almendares hasta la calle Paseo y luego hacia el Sur. Las calles fueron nombradas con letras y números tal como las conocemos hoy.

En abril de 1916, en reconocimiento a su labor, se erigió un monumento en las calles Línea y L, en el Vedado. En 1933 se fundó la Escuela Nacional Forestal "Conde de Pozos Dulces". Y en 1955, la Academia De la Salle fundó una Academia de Ciencias Económicas y Sociales que bautizaron con su nombre, la cual cerró sus puertas en 1961, pero sus antiguos alumnos la recrearon en 1996 en Miami.

Sus aportes acerca de la relación mutua entre la producción agrícola y la pecuaria permiten ubicarlo como precursor de la agricultura ecológica en Cuba.

La idea de un país de muchos pequeños propietarios, inicialmente enarbolada por el Obispo Espada, desarrollada por el Conde de Pozos Dulces y asumida en nuestra historia por pensadores como José Martí, pudo materializarse con la reforma agraria de 1959, pero el latifundismo estatal impuesto, lo impidió. Las consecuencias son evidentes. Su mejor reconocimiento que se le puede brindar en el siglo XXI es convertir los latifundios estatales en pequeñas y medianas empresas.

Su célebre frase: todo por la evolución, nada por la revolución y sus palabras finales: "Muero con el desconsuelo de no ver realizado el sueño de toda mi vida: la Libertad de Cuba", unido a sus aportes, lo ubican entre los patriotas cubanos, pues la patria es de todos los que la forjaron, con independencia de sus concepciones ideológicas.

[1] titulo heredado en 1848, que había sido otorgado el 24 de junio de 1790 por Carlos IV a su abuelo, don Melchor Jacot y Ortiz, Ministro Togado del Consejo Supremo de las Indias, Primer Regente de la Audiencia de Lima, Caballero de Carlos III.

[2] Cuba: Fundamentos de la democracia. Compilación y estudio introductorio de Beatriz Bernal. Madrid, Fundación liberal José Martí, pp.98-101