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Sencillamente cínico e imaginario

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Sencillamente cínico e imaginario

Noviembre 11, 2020 - 10:40
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Respuesta a un artículo del funcionario Iroel Sánchez, publicado en el órgano del Partido Comunista de Cuba.

El artículo de Iroel Sánchez ¿Por qué en Cuba no hay estallidos sociales?, publicado en el diario Granma el pasado lunes 2 de noviembre, miente y elude la realidad. Veamos cuatro de sus planteamientos:

UNO. "El excepcional interés con el que los cubanos siguen los acontecimientos internacionales es algo muy particular que suele pasar inadvertido para quienes vivimos en la Isla".

Hablar de un "excepcional interés" de los cubanos en los acontecimientos internacionales es pura falacia, porque:

Todos los medios informativos de la Isla son del Partido-Estado-Gobierno. Su fin es defender el modelo totalitario. Lo que trasmiten responde a los intereses del poder y brinda una visión tamizada de los acontecimientos nacionales e internacionales, con énfasis en lo que ocurre en Estados Unidos.

El desabastecimiento de alimentos, artículos de higiene y medicamentos obliga a dedicar la mayor parte del tiempo a hacer enormes colas. Es cínico plantear que un pueblo sometido a esas condiciones pueda seguir los acontecimientos internacionales; algo que Carlos Marx sintetizó en una oración: "los hombres, antes de pensar en política filosofía y religión, tienen que comer, beber y vestirse".

DOS. En Cuba "el impacto del bloqueo económico se puede mezclar con la desidia burocrática y provocar molestias e insatisfacciones. Sin embargo, esa mezcla de guerra económica con insuficiencias internas no provoca estallidos sociales".

El planteamiento es falso y el orden inverso. Es falso porque no se trata de una guerra económica, pues Cuba no está compitiendo con sus productos en el mercado internacional, que es lo que ocurre entre China y Estados Unidos. Es inverso, porque la principal causa de la crisis cubana es la incapacidad del modelo para satisfacer las necesidades más elementales del pueblo, y la sobrada capacidad para destruir o disminuir la producción, como ha ocurrido con el azúcar, el café y el ganado, en los que la Isla llegó a ocupar los primeros lugares en el mundo.

No se han producido estallidos sociales porque se desmontó la institucionalidad existente antes de 1959. La sociedad civil, la clase media, la propiedad privada, la división de poderes, los medios de comunicación, el cine, las instituciones culturales y la educación independientes. Y el ciudadano, agente de cambios en cualquier sociedad, desapareció. En su lugar la respuesta ha sido: la indiferencia y el éxodo masivo, que ha envejecido a la población, descapitalizado la mano de obra profesional y generado la dependencia de las remesas.

Esos mecanismos de control social y una refinada represión explican la razón que Iroel Sánchez oculta, del por qué no hay estallidos sociales. Sin embargo, desde la emergencia de las redes y la telefonía móvil se viene produciendo un cambio de conducta en los cubanos, reflejado en protestas, desobediencia civil, conatos, enfrentamientos con la policía y reclamos, los cuales constituyen focos potenciales de estallidos sociales que, de ocurrir, todos seríamos perdedores.

TRES. "Pero en la historia de Cuba —de la reconcentración de Weyler a la dictadura de Batista, pasando por la de Machado— ningún régimen basado en la represión logró permanecer por tiempo prolongado al frente del país..."

Ese planteamiento es la mitad de la verdad. La otra mitad, que Sánchez omite, es que de Weyler a Machado ningún gobierno existió sin libertad de expresión. Baste recordar que Gerardo Machado, electo democráticamente y el mayor constructor de obras en Cuba, cuando decidió reformar la Constitución de 1901 para quedarse solo "seis añitos más" en el poder, gracias a las libertades institucionalizadas, las fuerzas estudiantiles, políticas, obreras y militares se movilizaron, lo derrocaron. La moraleja: la duración en el poder guarda una estrecha relación con el control de las libertades y la ausencia de la opinión pública, algo que de Weyler a Machado, con excepción del Partido-Estado-Gobierno, nadie lo había logrado en Cuba.

CUATRO. "... si en vez de febrero de 2019, la consulta electoral se efectuara ahora, en medio de un bloqueo recrudecido, probablemente el porciento de aprobación superaría el obtenido entonces, y eso sería fruto, sin duda, de factores coyunturales y estructurales".

Entre los coyunturales, cita:

A. "El recrudecimiento de la agresividad del Gobierno estadounidense fortalece el sentimiento patriótico y la unidad nacional".

Las cifras sobre las votaciones desmienten la afirmación de Sánchez, pues en la consulta electoral de febrero de 2019, a pesar del control absoluto del Gobierno, y en ausencia de observadores internacionales, 2.482.108 cubanos, el 26,69% de los empadronados, votaron por el "No". Sus palabras más bien indican que el Gobierno de Cuba está altamente agradecido a Estados Unidos, pues, ante un retroceso que va de la economía a la espiritualidad de los cubanos, cuando millones se marchan y otros tantos desean marcharse, cuando el sistema separa al pueblo en amigos y enemigos, en revolucionarios y contrarrevolucionarios, decir que "la agresividad del Gobierno estadounidense fortalece el sentimiento patriótico y la unidad nacional", es puro cinismo.

B. La "eficacia política del gobierno cubano, explicando de modo convincente la relación de las escaseces con el incremento de la agresión...".

Sin proponérselo, Iroel Sánchez reconoce que la eficacia del Gobierno cubano no radica en producir, sino en explicar por qué no se produce. Es decir, la supuesta eficacia del discurso radica en demostrar lo indemostrable: que la culpa no es del modelo económico implantado, sino de las agresiones. Sin embargo, las críticas argumentadas y las burlas de los memes, indican lo contrario.

Entre los factores estructurales, cita:

A. La "Cultura política masiva entre los cubanos, asentada durante 60 años por la pedagogía de Fidel Castro, acerca de la naturaleza del imperialismo y del proyecto de justicia social y soberanía nacional de la revolución".

¿Cómo se puede hablar de cultura política de un pueblo que carece de los instrumentos más elementales para informarse, generar una opinión pública y participar como sujeto? ¿Si los dirigentes no emergen de elecciones libres y democráticas sino de listas conformadas por el Partido-Estado-Gobierno? ¿Si la Constitución la redactaron funcionarios designados por el único Partido Comunista con la delimitación de lo que se podía o no cambiar? ¿De qué soberanía se habla cuando el país dependía de las subvenciones soviéticas y venezolanas y ahora depende de las remesas enviadas por los que se fueron? Hablar de cultura política en tales condiciones es mito, burla o cinismo.

B. El "Vínculo de la dirección revolucionaria con el pueblo, continuado por el liderazgo de Raúl y sostenido por Díaz-Canel...". A ello añade que "... Más de un millón de cubanos en EEUU sufren graves limitaciones para relacionarse con sus familias en Cuba gracias a las medidas de Trump".

No puede existir vínculo entre un gobierno y el pueblo, si el mismo no ha sido elegido por ese pueblo, y por tanto no goza de su consentimiento. Los revolucionarios que tomaron el poder en 1959 se legitimaron por las armas, pero nunca se sometieron a la ratificación por las urnas. El Gobierno actual ni se legitimó por las armas ni por las urnas. ¿De dónde entonces saca Sánchez el vínculo del pueblo con el liderazgo actual?

Con su acostumbrada profundidad, Iroel Sánchez debería responder: ¿Por qué los cubanos se van a Miami o a cualquier otro lugar? ¿Por qué los que se que quedaron tenían que relacionarse de forma oculta con los que se fueron? ¿Por qué los cubanos en el exterior no pueden entrar y salir libremente de su país natal, sin limitaciones temporales? ¿Por qué se incumplió la promesa de restaurar la Constitución de 1940 y se sustituyó por unos estatutos que rigieron hasta 1976? ¿Por qué se incumplió aquel anuncio hecho en 1959 de que "aumentaría la producción agrícola, duplicaría la capacidad de consumo de la población campesina y lograría para el pueblo un nivel de vida superior al de cualquier otra nación"?

En fin, que la realidad de los cubanos es una y muy dura. A la que Iroel Sánchez se refiere es a otra, a la realidad mágica que está en su pensamiento.

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