La Enmienda Platt, de la imposición a la abrogación: una victoria sin armas
Un día como hoy, el 29 de mayo de 1934, la Enmienda Platt, fue abrogada sin derramamiento de sangre.
La Enmienda Platt fue incorporada como apéndice a la Constitución cubana en julio de 1901 y abrogada 33 años después, en mayo de 1934. El hecho contiene una valiosa lección de la superioridad de la política sobre el empleo de la violencia para la solución de conflictos que la historiografía oficial cubana elude por razones ideológicas, obviando que ambos momentos (imposición y abrogación) son partes del mismo proceso.
La Enmienda fue una ley norteamericana sobre los créditos asignados al Ejército, presentada por el senador Orville H. Platt (en el contexto en que EEUU emergía como potencia mundial) que, aprobada por el Congreso el 1 de marzo de 1901, definió la relación entre Cuba y EEUU al término de la guerra con España.
Esa ley, impuesta como apéndice a la Constitución cubana, establecía en su articulado el derecho de EEUU a intervenir en Cuba, prohibía al Gobierno de la Isla concertar tratados con gobiernos extranjeros, y obligaba a ceder una porción de territorio nacional para ubicar estaciones navales. Si esas y otras exigencias no se aceptaban, la ocupación militar continuaría y Cuba no podía convertirse en república independiente.
En abril de 1898, antes de EEUU declarar la guerra a España, la Resolución Conjunta firmada por el presidente estadounidense William MacKinley aseguraba que "el pueblo de la Isla de Cuba es, y de derecho debe ser, libre e independiente". En agosto de ese mismo año, al resultar vencedor en la guerra, y una vez y firmada la paz en París, Cuba quedó ocupada durante tres años.
La imposición de la Enmienda Platt
En ese contexto, en julio de 1900, el Gobierno interventor convocó a elecciones para conformar la Convención Constituyente encargada de redactar la Constitución de la naciente República. En la inauguración de las sesiones, el gobernador estadounidense de la Isla, general Leonardo Wood, indicó a los delegados electos: "Será vuestro deber, en primer término, redactar y adoptar una constitución para Cuba y, una vez terminada esta, formular cuáles deben ser, a vuestro juicio, las relaciones entre Cuba y EEUU".
Redactada y aprobada la Carta Magna —avanzada para su época respecto a los derechos y libertades— se procedió a formular dichas relaciones. Juan Gualberto Gómez, uno de los delegados, en su ponencia planteó que la Enmienda "altera esencialmente el espíritu y la letra del acuerdo conjunto de abril de 1898 y del Tratado de París de agosto del mismo año, porque mediante ella y a pesar de invocar aquel acuerdo y eludir este tratado, se coloca a la Isla de Cuba bajo la jurisdicción y soberanía de EEUU".
La discusión generada se suspendió el 13 de abril de 1901 para elegir una comisión que viajó a Washington a exponer las opiniones de la Convención, contrarias al dictamen recibido. De regreso a Cuba sin resultados, el 5 de junio la Enmienda fue aprobada por 15 votos contra 14, pero con objeciones de principios que el presidente McKinley rechazó. Tres días después, el 8 de junio, la Convención recibió un informe, firmado por el secretario de Guerra, que decía: "siendo un estatuto acordado por el Poder Legislativo […], está obligado a ejecutarlo y ejecutarlo tal como es […]. No puede cambiarlo ni modificarlo, añadirle o quitarle". Agotadas todas las posibilidades, el 25 de julio los delegados acordaron, por 16 votos contra 11, adicionar la Enmienda Platt a la Constitución.
Los delegados tenían dos opciones: la guerra o la política. En cuanto a la primera, la Enmienda, parte de la Constitución norteamericana, tenía fuerza de ley, y se imponía en condiciones de ocupación militar. Mientras los cubanos carecían de instrumentos e instituciones: el Partido Revolucionario Cubano disuelto, el Ejército Libertador desmovilizado, carentes de un gobierno propio, y agotados por 30 años de guerras, y sin el suficiente apoyo popular.
El 2 de marzo de 1901 una manifestación pública contra la Enmienda Platt en la que participaron unas 15.000 personas recorrió varias calles de la capital, llegó al Teatro Martí donde sesionaba la Asamblea Constituyente y continuó hasta el Palacio de Gobierno en la Plaza de Armas. Sin embargo, en abril, a la despedida de la Comisión que viajó a EEUU para exponer sus diferencias asistieron menos de 200 personas, mientras al recibimiento de la delegación, según según Márquez Sterling, apenas participaron unas decenas.
Los delegados pues, contaban solo con su compromiso, inteligencia y capacidad para luchar, y eso fue lo que hicieron hasta el último momento. Lo contrario hubiera sido un acto suicida ante la superioridad del ocupante.
La abrogación de la Enmienda Platt
En los 33 años que siguieron a la imposición nació la República, no la deseada pero la posible. Basados en los derechos y libertades de la Constitución, se desplegaron múltiples esfuerzos de gobiernos, asociaciones cívicas y políticos para lograr la abrogación de la Enmienda Platt.
Entre los políticos cito solo a tres de ellos:
Ramón Grau San Martín (1881-1969), al ser elegido como presidente del Gobierno de los Cien Días, el 10 de septiembre de 1933, anunció desde la terraza del Palacio Presidencial que la Enmienda Platt quedaba sin vigor.
Cosme de la Torriente (1872- 1956), quien dedicó 60 años de su vida a la política, siempre creyó en la fuerza de la ley y no en la ley de la fuerza; convicción que le permitió transitar desde la guerra hasta la negociación. En 1925 Cosme de la Torriente publicó el folleto Los derechos de Cuba sobre la Isla de Pinos y en marzo de ese mismo año, gracias a su accionar diplomático, logró que se aprobara el Tratado Hay-Quesada, mediante el cual Cuba recuperó la soberanía sobre Isla de Pinos. En 1934 Cosme redactó el proyecto inicial del Tratado de Relaciones entre Cuba y EEUU, y desde La Habana dirigió las negociaciones que condujeron a la negociación y abrogación de la Enmienda Platt.
Manuel Márquez Sterling (1872-1934), crítico literario, ensayista, articulista y diplomático, quien en 1934 ocupó la Presidencia de Cuba de forma provisional por seis horas, en su condición de embajador de Cuba en EEUU encabezó las negociaciones que culminaron con la derogación. Al firmar el histórico documento, dijo a su secretario: "Ya puedo morir tranquilo". Unos meses después falleció.
El 29 de mayo de 1934, la Enmienda Platt, impuesta en 1901, fue abrogada sin derramar sangre.
Conclusiones
Las decisiones, acertadas o desacertadas, se evalúan por el resultado: el Ejército de ocupación se retiró de Cuba; a diferencia de lo ocurrido en las colonias españolas de Puerto Rico, Filipinas y Guam, Cuba emergió como república dotada de una Carta Magna avanzada; se firmó el Tratado Hay-Quesada que reconoció nuestra soberanía sobre la Isla de Pinos; la sociedad civil se fortaleció; y en 1934, la coincidencia de esas luchas, con la efectividad de la diplomacia cubana y la política del buen vecino del presidente Franklin D. Roosevelt condujeron a la firma del Tratado de Reciprocidad Comercial, firmado el 29 de mayo de 1934, con el cual la Enmienda Platt quedó derogada.
Restaba la negociación acerca de la Base Naval de Guantánamo.
El valor histórico de la abrogación de la Enmienda Platt radica en la demostrada superioridad de la política sobre la violencia y en haber resultado de un esfuerzo colectivo. Carlos Márquez Sterling, adelantándose a futuras controversias sobre cualquier protagonismo personal, acuñó la siguiente frase: "Nadie puede decir: 'Yo soy quien ha librado a Cuba del Tratado Permanente'".