Cuba: sindicatos estatales y trabajadores indefensos
En cualquier otro país se supone que los sindicatos coloquen la insoportable situación que viven los trabajadores cubanos como centro de su actividad.
La inflación galopante que está vapuleando a los cubanos ha llegado al punto en el que el salario mínimo mensual (2.100 pesos) equivale a 20 huevos y la jubilación mínima no alcanza para 15 huevos.
En cualquier otro país se supone que los sindicatos coloquen esa insoportable situación como centro de su actividad. Sin embargo en Cuba, Ulises Guilarte De Nacimiento, secretario general del único sindicato permitido —Central de Trabajadores de Cuba (CTC)—, en la conferencia celebrada en El Cotorro, preparatoria del venidero vigésimo segundo congreso de esa asociación, planteó que el proceso orgánico de dicho congreso "tiene que estar dirigido a movilizar a los trabajadores para encontrar soluciones al aún insuficiente desempeño de la economía nacional". Lo cual se traduce en abandonar la razón de ser de los sindicatos para representar las funciones administrativas del Gobierno.
El pasado 1 de mayo, en el discurso pronunciado por el Día Internacional de los Trabajadores, sin mencionar para nada la insuficiencia de los salarios, Guilarte De Nacimiento recorrió el camino trillado del oficialismo sobre el "recrudecimiento de la política estadounidense de máxima asfixia a nuestro pueblo […]. En su materialización, resulta decisivo el aporte de los trabajadores en maximizar el aprovechamiento de la jornada laboral y las capacidades productivas existentes. Incrementar los renglones vinculados con las exportaciones y la producción de alimentos […]. Bajo estas premisas tenemos que trabajar para consolidar la empresa estatal socialista, y de este modo asegurar el crecimiento de la oferta de bienes y servicios que favorezca reducir precios, así como consolidar la necesaria eficiencia inversionista […]. Asumimos este inaplazable reto en plena implementación de las Proyecciones de Gobierno para Corregir Distorsiones y Reimpulsar la Economía en el año 2024, que coincide con el proceso orgánico hacia el 22 Congreso de la CTC".
Según el secretario de la CTC, la misión de los sindicatos cubanos es "consolidar la empresa estatal socialista", la misma responsable de la actual inflación: una función diametralmente contraria a las razones que originaron el sindicalismo cubano y conformaron su historia.
Surgido en Cuba con la introducción del salario como forma de pago durante la Colonia, el sindicalismo se fortaleció con las libertades contenidas en el Pacto del Zanjón, tomó fuerza con la Ley General de Asociaciones de 1888, y asumió mayoría de edad con las libertades y derechos refrendados en las constituciones de 1901 y 1940.
Desde la conquista de los días festivos y de duelo, la jornada de ocho horas para trabajadores del Estado, la prohibición del pago en fichas y vales, el cierre de los talleres y establecimientos comerciales a las 6:00PM, se fue tejiendo una historia de luchas y logros que condujeron a la constitución de la Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC) en 1925, y a la fundación de la segunda central sindical más grande de la región: la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC) en 1939.
Además del papel decisivo desempeñado en la huelga general que derrocó a Gerardo Machado en 1933, la fuerza de los sindicatos hizo que los gobiernos de Grau San Martín (septiembre de 1933 a enero de 1934) y de Federico Laredo Brú (diciembre de 1936 a octubre de 1940) dictaran legislaciones avanzadas: el Decreto 276 de enero de 1934, acorde con lo estipulado por la OIT, y el Decreto 798 de abril de 1938, la legislación laboral más avanzada que ha tenido Cuba hasta el día de hoy. Logros que se refrendaron en 27 artículos de la Constitución de 1940.
Ejemplos ilustrativos de la función sindical son: la cláusula de garantía, conocida como diferencial azucarero, mediante la cual los trabajadores del sector obtuvieron un salario extra del 13,42%; y la manifestación obrera cada Pprimero de Mayo, que presentaba al presidente de la República una lista de demandas para mejorar los salarios y las condiciones de vida de los trabajadores.
Las palabras de Guilarte de Nacimiento, tanto en la celebración del Primero de Mayo como en la conferencia de El Cotorro, son derivaciones de la desaparición del sindicalismo que tuvo lugar en el mes de enero de 1959, cuando el recién estrenado Gobierno revolucionario intervino la CTC y la sustituyó por la (CTC-Revolucionaria). Una sustitución que marcó la pérdida de su autonomía y naturaleza de la organización obrera. Las fuerzas sindicales opuestas a ese giro totalitario crearon entonces el Frente Obrero Humanista (FOH), que aglutinó a 25 de las 33 federaciones de industrias, bajo el lema "¡Ni Washington ni Moscú!". Finalmente, en el X Congreso (noviembre de 1960), el conflicto quedó decidido. El designado secretario de la CTC-R, David Salvador, expresó que "los trabajadores no habían ido a plantear demandas económicas, sino a apoyar a la Revolución".
A partir de ese momento el movimiento obrero cubano, convertido en brazo auxiliar del Gobierno, se desnaturalizó. Tres hechos son suficientes para confirmarlo:
En septiembre de 2010 cuando el Gobierno decidió despedir a miles de trabajadores para desinflar las plantillas (que él mismo había inflado), la CTC declaró: "Nuestro Estado no puede ni debe continuar manteniendo empresas, entidades productivas, de servicios y presupuestadas con plantillas infladas, y pérdidas que lastran la economía".
En mayo de 2013, el Pleno 93 del Consejo Nacional de la CTC designó al entonces primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC) en la provincia Artemisa, Ulises Guilarte De Nacimiento, para presidir la Comisión Organizadora del 20 Congreso de la CTC, y en consecuencia fue designado su secretario general.
En febrero de 2014, el miembro del Buró Político, Salvador Valdés Mesa, planteó que "la plataforma económica, política y social de la Revolución quedó definida en los Lineamientos[…] aprobados en el último Congreso del Partido y que al movimiento sindical le corresponde movilizar a los trabajadores para materializar esos acuerdos".
En ninguno de los tres casos se mencionó la insuficiencia de los salarios, la ausencia de libertad sindical, el derecho de huelga, ni ninguna otra razón en defensa de los trabajadores. En su lugar, el Partido-Estado-Gobierno decidió el papel de los sindicatos y designó al secretario general.
En conclusión, la CTC, única organización sindical permitida, está subordinada constitucionalmente al PCC. Por tanto, su función, contraria a lo estipulado por la Organización Internacional del Trabajo, no consiste en la defensa de los intereses de los trabajadores, sino de los proyectos gubernamentales. Y mientras esto ocurre, las políticas implementadas por ese Gobierno y Partido no hacen más que empeorar cada vez más las condiciones de vida y de empleo de todos los trabajadores cubanos.