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A 63 años de la 'nacionalización' de la enseñanza en Cuba, nada que celebrar

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A 63 años de la 'nacionalización' de la enseñanza en Cuba, nada que celebrar

Junio 06, 2024 - 09:48
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El precio que los cubanos deben pagar por la estatización de la enseñanza es el daño antropológico de incalculables consecuencias para el presente y futuro de la nación cubana.

En el programa expuesto por Fidel Castro en 1953 durante el juicio por el asalto al cuartel Moncada, la enseñanza no aparece entre los cinco problemas que consideraba prioritarios: la restitución de la Constitución de 1940, la entrega de la tierra a los campesinos, el derecho de los obreros al 30% de las utilidades en las grandes empresas industriales, el derecho de los colonos al 50% del rendimiento de la caña y a una cuota mínima de 40.000 arrobas, y la confiscación de los bienes malversados. Después de esas leyes se procedería a una reforma integral de la enseñanza.

La primera promesa —la restitución de la Constitución de 1940— fue incumplida. En su lugar, en febrero de 1959 se impusieron unos estatutos constitucionales que transfirieron las funciones del presidente de la República al primer ministro, y las del Congreso, al Consejo de Ministros. Desde ese poder, en diciembre del propio año, se promulgó la Ley de Reforma Integral de la Enseñanza, con la cual los planes de estudios, los métodos de las escuelas de maestros primarios y la creación de centros de enseñanza pasaron a ser función exclusiva del Estado. El camino hacia el control absoluto quedó trillado.

El 6 de junio de 1961, una vez declarado el carácter socialista de la Revolución, en medio de la Campaña de Alfabetización se promulgó la Ley de Nacionalización General y Gratuita de la Enseñanza, que además de no haber estado contemplada en el programa original, debió llamarse Ley de Estatización, puesto que la enseñanza en Cuba no era extranjera. Las consecuencias las había advertido desde principios de la República el ilustre Enrique José Varona: "De todos los monopolios artificiales ninguno es más pernicioso que el de la instrucción. Y el monopolio existe, ya pretenda ejercerlo un individuo, una clase, un organismo social, ya el Gobierno en representación del Estado. Junto a la enseñanza oficial conviene que florezca la enseñanza privada".

A la estatización de la enseñanza le siguieron otras medidas en la misma dirección: la reforma de la enseñanza superior; el proyecto de ingeniería social denominado "formación del hombre nuevo"; las modalidades de la escuela en el campo y la escuela al campo. Proyectos confirmados en la Plataforma Programática del Partido Comunista de Cuba (1975), y refrendados en la Constitución (1976), la cual definió que la política educativa y cultural se atendría a la concepción científica del mundo, establecida y desarrollada por el marxismo-leninismo; y que la enseñanza como función del Estado estaría dirigida a la formación comunista de las nuevas generaciones. 33 años después, la Constitución de 2019 reafirmó: la enseñanza es función del Estado, conforme a los principios humanistas en que se sustenta la política cultural del Estado y los valores de la sociedad socialista.

En ese proceso, el sistema de Escuelas Normales que existió hasta diciembre de 1959, fue clausurado y sustituido por las Escuelas para Maestros Primarios, pues aquellos se consideraron "aburguesados con rezagos del pasado". Los maestros primarios, a la vez, se sustituyeron con los graduados del Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenech. Posteriormente, en el año 2000 se formaron los maestros emergentes para capacitarlos en seis meses, por lo que se bautizaron popularmente como maestros "exprés", y así sucesivamente una improvisación tras otra hasta el deplorable estado actual.

63 años después de erradicada la enseñanza privada —que contó con una matrícula de 90.000 alumnos hasta 1958, que aliviaba los gastos del Estado y permitía a los padres seleccionar el tipo de educación que deseaban para sus hijos—, el sistema educacional cubano está en franco naufragio. Según el Anuario Estadístico 2016, la cantidad de maestros ha caído en picada en los últimos años. En el curso escolar 2021-2022 la provincia Sancti Spíritus tenía un déficit de 923 profesores en los distintos niveles de enseñanza. De forma similar ocurre en otras provincias del país. Los maestros graduados de las carreras pedagógicas, la mayoría adolescentes, carecen de la preparación suficiente para impartir clases a los niños. La insuficiencia de los salarios genera una fuga indetenible de maestros hacia otras actividades o hacia el exterior. Lo único que se mantiene del proyecto originario de Fidel Castro es el gastado adoctrinamiento ideológico.

Como resultado, el concepto de ciudadano desapareció, las diferencias sociales regresaron con los repasadores privados, y la libertad académica, un derecho fundamental en la educación superior, despareció del escenario universitario.

El derecho natural a disentir se consideró propaganda contrarrevolucionaria. La represión contra alumnos, profesores e investigadores se fundamentó en el discurso de Fidel Castro conocido como "Palabras a los intelectuales", sintetizado en el principio  "Dentro de la revolución todo, fuera de la revolución nada", y concretado con la consigna excluyente: "La Universidad para los revolucionarios", una de cuyas manifestaciones es el texto titulado "Ser profesor universitario", donde la entonces viceministra primera de Educación Superior, Martha Mesa Valenciano, expuso en agosto de 2019: "El que no se sienta activista de la política revolucionaria de nuestro Partido, un defensor de nuestra ideología, de nuestra moral, de nuestras convicciones políticas, debe renunciar a ser profesor universitario". Para confirmar el daño ocasionado por esa política, aún vigente, basta remitirse a los 30 informes publicados por el Observatorio de Libertad Académica (OLA).

Conclusiones

La conversión del cubano en masa, subordinada al poder del Partido-Estado-Gobierno, requería del monopolio sobre la enseñanza. El balance entre resultados positivos y negativos en los últimos 63 años, se inclina a favor de los segundos.

El magisterio cubano actual refleja la decadencia sufrida en la formación de personal docente a causa del monopolio del Estado sobre la educación. Los "logros" educacionales enarbolados dentro y fuera de Cuba no son más que mitos sostenidos por la propaganda oficial para ocultar la realidad.

El precio que los cubanos deben pagar por la estatización de la enseñanza es el daño antropológico de incalculables consecuencias para el presente y futuro de la nación cubana.