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Pelota y política en Cuba: declive, deserciones y destierros

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Pelota y política en Cuba: declive, deserciones y destierros

Octubre 03, 2021 - 06:08

Subordinar el deporte a la política: en esa concepción ideológica radica la principal causa del fracaso del béisbol nacional.

A la fuga permanente de peloteros en Cuba se ha unido el destierro de artistas tratados como parias. La última semana de septiembre y estos primeros días de octubre lo confirman: 11 atletas escaparon en México en busca de un futuro imposible en su país y el Gobierno expulsó a dos artistas, ambos activistas que luchan por una Cuba mejor. Aunque la nación necesita de unos y otros, desde el poder y el atrincheramiento ideológico, el Gobierno culpa a Estados Unidos de los primeros y se atribuye el derecho de desterrar a los segundos.

En el caso de la pelota, Cuba enfrenta un dilema: se corrige el rumbo tomado en 1961 o se suspende la participación en eventos internacionales.

Después de clasificar para la Super Ronda en el III Campeonato Mundial Sub 23, el equipo nacional quedó fuera del podio.

El béisbol o pelota, de origen estadounidense, debutó en la Isla en la segunda mitad del siglo XIX. Ya en la primera década del XX, los criollos se imponían a equipos profesionales de Estados Unidos. Se fundó la Liga Cubana de Béisbol y en 1947 Cuba se convirtió en un circuito subsidiario de las Grandes Ligas. Primero con la radio y luego con la televisión, la pelota llegó a todos los rincones del país, devino pasión y se consolidó como el deporte nacional y la práctica sociocultural más importante de la Isla.

Las series mundiales que comenzaron en Londres (1938) tuvieron posteriormente por sede a La Habana, donde los del patio ganaron cuatro de cinco encuentros. En la Serie del Caribe, en los primeros 12 campeonatos (1948 a 1960), Cuba se impuso en siete. Por esos y otros resultados la Liga Cubana se convirtió en el circuito principal de América Latina.

A pesar de esos resultados, en la primera versión del Clásico Mundial de Béisbol (2006), Cuba quedó en segundo lugar. En la segunda (2009) pasó al quinto puesto y se fugaron varios jugadores. En la tercera (2013) repitió la quinta posición. Y en la cuarta versión (2017) la derrota fue estrepitosa: no clasificó. El declive fue más evidente en los topes con las selecciones universitarias de Estados Unidos, a las que después de haberla derrotado en ocho de diez oportunidades, en 2013 el conjunto nacional perdió los cinco encuentros. En la Serie del Caribe (2014), a la que Cuba se reincorporó tras 54 años de ausencia, no pudo llegar a semifinales. En la de 2015 perdió los primeros tres juegos, aunque gracias al balance de ganados y perdidos se impuso en el último partido y ganó el campeonato. En 2016, se cayó en semifinales y los hermanos Yulieski y Lourdes Gurriel abandonaron el equipo.

Mucho más recientemente, en junio de 2021, el equipo cubano al Torneo Preolímpico de las Américas, después de haber sido finalista en todas las citas anteriores y haber obtenido tres títulos y dos subtítulos, fue eliminado. Cuatro miembros de la delegación huyeron. En ese mismo mes, por vez primera, Cuba quedó fuera del sistema de clasificación del top-10 del ranking mundial de béisbol.

Entre las múltiples causas del declive, hay una principal: la abolición de la pelota profesional. Después de creado el Instituto Nacional de Deporte, Educación Física y Recreación (INDER), en febrero de 1961, se prohibieron el deporte profesional, las transmisiones televisivas del béisbol norteamericano, la Liga Nacional, las ligas de verano y los topes con equipos de Grandes Ligas.

Los peloteros cubanos, impedidos de medirse con los mejores del mundo, se impusieron durante décadas en las competencias amateurs centroamericanas, panamericanas y mundiales. El 2 de enero de 1967, el líder de la revolución dijo: "se erradicó el deporte profesional, y sobre todo, se erradicó en aquel deporte, que era uno de los más populares: la pelota… Pero lo más interesante es que jamás ningún deportista profesional cuyo negocio es el deporte, jugó con tanto entusiasmo, con tanta entereza, con tanto coraje, como el que llevan a cabo nuestros deportistas, que no son profesionales". Sin embargo, al recomenzar los choques con profesionales, la ilusión se desvaneció.

La pelota "esclava" demostró ser superior a la "libre" y cientos de jugadores, desde 1980, comenzaron a desertar. En 1991, el pitcher habanero René Arocha inauguró la fuga de los miembros activos de la selección nacional. Desde entonces, a pesar de las medidas represivas, las fugas han sido incontenibles hasta este Mundial Sub 23 en México, donde ya han escapado 11 miembros del equipo.

Como puede verse, derrotas y deserciones han marchado de la mano. Casi todos los mejores pitchers, y con ellos cientos de jugadores de todas las posiciones, han escapado. Según cifras oficiales, alrededor de 400 se han fugado desde 2014. En 2021 hay más estrellas cubanas en la Grandes Ligas que antes de 1959.

Subordinado a la política, un deporte donde el Estado asume y costea todos los gastos de atletas convertidos en gladiadores que ponen su pensamiento y sus músculos en función de causas ajenas a la naturaleza deportiva deja de ser libre. Es en esa concepción político-ideológica donde radica la principal causa del fracaso.

Atribuir este fracaso a otros factores, como el robo de cerebros o la política de Estados Unidos hacia Cuba, es una forma de evadir la realidad. Lo cierto es que los peloteros de otros países no tienen necesidad de fugarse porque pueden ser contratados libremente y no a través de ninguna agencia del Estado, como ocurre en Cuba.

Resulta extremadamente contradictorio que el gobierno cubano culpe a Estados Unidos de la fuga de sus deportistas, a la vez que impide el regreso de los que se fugan, al igual que hace con otros profesionales, como el caso de los médicos.

La contradicción es aún más escandalosa cuando mediante la presión —en un intento desesperado por desarticular la resistencia de jóvenes artistas e intelectuales— logra el destierro de cubanos que por su voluntad no quieren abandonar la patria, como acaba de ocurrir con el artista plástico Hamlet Lavastida y la poeta Katherine Bisquet, que después de varios meses de detención, él en Villa Marista y ella en su domicilio, tuvieron que abandonar el país el pasado lunes 27 de septiembre. Coincidieron, casualmente, con la fuga de los peloteros del Mundial Sub 23.

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